86º Aniversario Discurso de Orden del Lic. José Ernesto Becerra Golindano

Palabras del Lic. José Ernesto Becerra Golindano el sábado 11 de junio, Acto del 86º Aniversario del Club Sucre en sus instalaciones.

Como acostumbraba repetir nuestro amigo Ivan Danilo Chacón Labrador, “Agradecido, bien nacido”. Sea mi primera palabra esta noche para agradecer el honor que se me hace al designarme para hablar esta noche. Es la segunda vez pues hace 9 años recibí el mismo encargo, aquella vez en horas de la mañana y en la Plaza Sucre. Recordar aquella ocasión tendría que haber sido sencillamente eso, la rememoración de aquella honoraria designación del 2007, pero no será así. Ese es apenas el comienzo de una particular historia que voy a referir esta noche, y que nos dará una muestra más de lo paradójica que puede ser la vida y que, como decía el apreciado Doctor Alberto López Cárdenas, podría resumirse en una sucesión de encuentros y desencuentros. Hoy hablaré de las consecuencias de aquel discurso.
Cuando el apreciado amigo Elio Agustín Ruiz me contactó aquel mes de mayo de 2007 para que aceptara ser el Orador de Orden de los 77 años del Club Sucre, le pedí que me diera acceso a los archivos del Club me respondió que quizá por el carácter nocturno y lúdico de sus actividades no se conservaba mayor cosa. Como ya había aceptado, me basé en el Acta Constitutiva del año 1930, y consulté con el Patriarca de Táriba, tal como bautizara nuestro gran Investigador e Historiador Dr. José Pascual Mora García al Dr. Alberto López Cárdenas. En varias amenas veladas en su casa de la carrera 5 me narró hechos para mí, y para la mayoría, desconocidos sobre el Club y la época en que nació. En honor al tiempo de ustedes y a su benevolente paciencia voy a condensar el cuento.
En el gobierno de Juan Vicente Gómez hubo un taribense que ocupó altos cargos diplomáticos en Europa, el Doctor José Ignacio Cárdenas, tío materno de “Papito”, o como respondía él cuando le preguntaban si ese sobrenombre le molestaba, “dígame Papito lindo”. Ese Doctor Cárdenas recibió credenciales como Embajador con plenos poderes, Plenipotenciario se acostumbra decir, en varios países de Europa. Era un médico muy capaz, al punto de ser el médico personal de la Reina Guillermina de Holanda. Su trabajo más delicado para el gobierno de Venezuela era prestar servicio de inteligencia y contrainteligencia especialmente sobre las andanzas de Cipriano Castro y sus seguidores. Muerto el primer presidente tachirense tuvo la oportunidad de visitar su Táriba natal hacia 1925, y en la casa de su familia, que fue la del Dr. Alberto, recibió al entonces Padre Briceño Picón, Párroco de Táriba, en la sala ubicada a la izquierda del zaguán. El levita explicaba al diplomático lo complicado que resultaba ir de Táriba a San Cristóbal.
Primero, hasta 1914, se iba a pie, bajando por la Cuesta Empedrada, que según los datos aportados por el Honorable Cronista de Táriba, Prof. Tirso Sánchez Noguera, era la calle 2, que desciende hasta el Río Torbes por un costado de la Plaza Bolívar. Al llegar a la ribera del río existía un puente de guadua con una soga o guaya para las manos, luego había otro más sencillo sobre la Quebrada Machirí, ambos con peaje de uno o dos cobres, esto es uno o dos centavos. El camino iba un poco a la izquierda de la actual Avenida Libertador y llegaba a la zona del Cementerio Municipal de San Cristóbal.
La segunda etapa es la de la Gran Carretera Central del Táchira inaugurada en 1914 cuya construcción fue dirigida por el Ingeniero Tachirense Luis Vélez. Esta carretera arrancaba en la zona del Parque Garbiras, pasaba el puente sobre la Quebrada La Potrera, y por donde hoy hay un supermercado muy conocido, el Garzón. Seguía por la zona de Los Kioskos y atravesando otro puente se llegaba a la parte baja de Palo Gordo y a Gallardín. Luego en San Rafael descendía a la izquierda hacia el Rio Torbes, atravesaba el puente que aún existe antes de subir al Salado y al Torbes, para llegar a Palmira. La vía continuaba hasta Palo Grande, doblaba a la Izquierda por Cazadero para bajar hasta San Pedro del Río, subía a Colón y por el mismo trazado de hoy en día llegaba a Estación Táchira, San Félix,  donde enlazaba con el tren para llegar a Encontrados y por vía fluvial, por el Río Catatumbo y Lago de Maracaibo llegar a la capital del Zulia. Por allí salía el café y otros productos y llegaba mucha mercancía de Estados Unidos y Europa. Los que iban para Caracas sacaban pasaporte en Maracaibo y en vapor con escala en Curazao, por eso el pasaporte, llegaban a La Guaira. Debo señalar que uno de quienes más se han empeñado en rescatar del olvido el verdadero nombre de este tramo carretero centenario, el primero del Táchira, ha sido el honorable Don Eliseo Zambrano, Cronista de El Cobre quien viviera muchos años en la Perla del Torbes. La denominación correcta sería Carretera Central y no Trasandina, esta última empieza en San Rafael y fue inaugurada en 1925.
El Padre Briceño le manifestaba al Dr. Cárdenas que la gente de Táriba, para ir en carro a San Cristóbal debía ir hasta Palmira, bajar al Torbes, subir a San Rafael y hacer el recorrido por Palo Gordo y Los Kioskos para llegar a la capital del estado. Señalaba el párroco la conveniencia de que la primera y segunda ciudad de la entidad tuviesen una vía para automóvil más directa y rápida. Ya se había logrado el enlace por la vía de Arjona pero no había puente, se atravesaba el río con los riesgos que eso tenía.
En las investigaciones sobre la construcción del Puente Libertador, consecuencia de la petición de quien luego sería Monseñor Briceño y de las gestiones del Dr. Cárdenas en Caracas y Europa, encuentro que llega a Venezuela en 1929, un Ingeniero Ramozzi, quien vendría a construir el puente, el cual se decía que era tecnología Eiffel, cuya torre con ese nombre preside Paris hace 127 años, desde 1889. La torre había sido diseñada por Maurice Koechlin y ÉmileNouguier, y construida por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición universal de ese año. El único problema es que Eiffel había muerto en 1923, a los 91 años y hacia algún tiempo que estaba retirado de la ingeniería. Nuestro puente no fue construido por Eiffel, aunque así aparezca en Wikipedia.
En el discurso del 2007 hay un párrafo que cito a continuación: “Para los habitantes de Táriba las cuestiones importantes eran otras. Por ejemplo, la actividad de un caballero europeo, de mediana edad, que había llegado a vivir en la calle 5 entre 4 y 5, frente a la residencia del Dr. Atilio Paolini, que hoy es estacionamiento de vehículos. Este caballero mas tarde se mudaría a una casa de altillo, que había al lado de la hoy Basílica, en la esquina de la carrera 5 con calle 2. Era el Ingeniero francés Luis Ramozzi, traído desde Europa para instalar el Puente Libertador que colocaría a Táriba a 5 kilómetros por una cómoda vía, en vez de los casi 13 que se recorrían saliendo por Las Vegas, enlazando con la trasandina y llegando por Los Kioskos a la capital. El Puente fue inaugurado 6 meses y 6 días después de la fundación del Club Sucre, otro miércoles, el 17 de Diciembre de 1930.”. Fin de la cita
En los mismos días del discurso elaboré un blog sobre el club, que subí a internet y que todavía puede ser consultado. Basta escribir en google “Club Sucre” y allí aparece. Hasta aquí es una historia más.
Casi un año después, el 22 de mayo de 2008. Recibí un correo en italiano: Gentile Signore, La prego di scusarmi se le scrivo in italiano ma purtroppo  ho dimenticato lo spagnolo imparato a Tariba negli anni '30. Sono il figlio di Luigi Ramozzi e desidero ringraziarla per avereri cordato, nel Suo discorsodel 14/6/2007.mio Padre che ha diretto e condotto i lavori per la costruzione del ponte Libertador: ho trovato la segnalazione con Internet. Se possibile e naturalmente a mi espese. Sar ei interessato a ricevere una documentazione relativa al ponte. In ogni caso ancora grazie e se viene in Italia sarò lieto di conoscerla.  Elio Ramozzi
Mi gran amigo el Lic. Carlo Jaime Colmenares tradujo del italiano y dice: Gentil Señor: Le agradezco excusarme si le escribo en italiano pero desafortunadamente he olvidado el español aprendido en Tariba en el año 30. Soy el hijo de Luigi Ramozzi y deseo agradecerle por haber recordado en su discurso del 14/6/2007 a mi padre, quien dirigió y condujo el trabajo para la construcción del puente Libertador. He encontrado los datos en Internet. Si es posible, y naturalmente a mis expensas, estaría interesado en recibir documentación relativa al puente. En todo caso gracias de nuevo, y si vienes a Italia me alegraría conocerte. Elio Ramozzi.
Como ustedes supondrán le envié fotos del puente de 1930, de la caída de 1943 y del puente de nuevo operativo.
Elio Ramozzi, el caballero que me escribe los correos desde Italia, nació en Francia en 1925 y llega a Táriba en 1928, aquí aprendió sus primeras letras en  español gracias a la maestra Doña Irene en el Colegio Salesiano, vivirá 5 años en Venezuela repartidos entre el estado Táchira y el estado Bolívar, confiesa haber olvidado el español. Hoy, con más de 90 años, vive al norte de Italia y mantenemos un amable intercambio por correo electrónico, estoy a la espera de una foto de su padre que por supuesto enriquecerá nuestro patrimonio histórico.
Su padre, Luigi Ramozzí, nació en Italia en 1885 en el seno de una familia que tradicionalmente se dedicó a trabajar en la extracción y suministro de granito para construcciones de diversa índole. Muy joven se va a Suiza donde trabaja por algún tiempo. Luego pasa a Francia donde constituye una pequeña empresa de construcción y se casa. Va a Italia al ser llamado al ejército por la guerra de 1915-1918, la Primera Guerra Mundial,  y regresa a Francia cuando esta termina. Reconstituye su empresa y realiza varios trabajos, casas de habitación, una iglesia, un central azucarero y puentes. En 1928 le llega la propuesta de la construcción del puente sobre el Río Torbes.
De inmediato inicia el viaje con su esposa y 3 hijos varones. Desembarca en Puerto Cabello y llega a Valencia, allí deja a sus dos hijos mayores internos en la primaria del Colegio Salesiano de esa ciudad y continúa el viaje hacia Táriba. Al llegar alquila una casa como hemos dicho en la calle 5 entre carreras 4 y 5, muy cerca de la sede del Club Sucre, frente a donde hoy en día funciona un estacionamiento de vehículos, luego se muda al lado de la entonces iglesia parroquial, donde funcionó el Cine Parroquial, mas tarde sede del Proyecto de la Universidad Mariana Bartolomé de Las Casas y hoy sede del Instituto Universitario Eclesiástico Santo Tomas de Aquino. Suponemos que una vez inaugurado el Puente, el 17 de diciembre de 1930, la familia Ramozzi deja Táriba. Ha crecido pues en 1930 nace en esta ciudad su hija Eliana. Todavía tendrá tiempo este ingeniero franco-italiano para ir al estado Bolívar y construir el puente colgante sobre el Río Cuyuní, en El Dorado, muy similar al nuestro pero de una sola vía, hoy lleno de maleza y olvidado pues al lado se ha hecho uno de dos vías con cemento armado. En 1933 la familia regresa a Italia y Luigi Ramozzi muere al año siguiente poco antes de cumplir 50 años.
Retomando mis palabras del inicio de esta intervención, lo que tendría que haber sido una honrosa participación en el Aniversario de este Club hace 9 años, trajo como consecuencia el rescate de la historia de un personaje que tuvo un importante significado en la vida de Táriba justo el mismo año en que se fundaba esta institución. También derrumba el mito de la participación de Eiffel o su empresa pues la investigación se vio estimulada por las informaciones llegadas vía correo electrónico desde Italia y poco después, en documentos oficiales del Ministerio de Obras Públicas de Venezuela del año 1931, aparece el nombre de la gran empresa que se contrata para el puente: se llama “Leinekugel Le Cocq et files”, según averiguamos posteriormente es esta una gran empresa primero bajo la guía del genial ingeniero Ferdinand Arnodin y luego el no menos inteligente ingeniero Gastón Leinekugel, franceses. Sus trabajos en Asia Menor, y en Argentina se unen a las decenas de puentes construidos en Europa con increíbles proezas en ingeniería. Podría ilustrarse esta afirmación con el Puente Vizcaya, puente levadizo fabricado hace más de 125 años en Bilbao España y que hoy en día aun presta servicio. Esta investigación no ha concluido, dios mediante en meses próximos aparecerá una información más completa y detallada.
Paralelamente con las investigaciones sobre el puente, nos correspondió revisar datos sobre la familia del Pbro. Dr. José Amando Pérez Arellano, fundador de Michelena y a cuya familia pertenezco por descender de uno de sus hermanos. Con sorpresa encontré que los datos conducían a esta casona. La familia materna del fundador de Michelena, los Arellano, provienen de Bailadores. En 1700 llegó a esa población el español Patricio Ramírez de Arellano, y entre sus descendientes también encontramos al Dr. Pedro Juan Arellano quien a mediados del siglo XIX fue diputado, senador y gobernador de Mérida así como Rector de su Universidad. De sus relaciones con la taribense Trinidad Briceño hubo algunos hijos, entre ellos el Dr. Santiago Briceño, nacido en Táriba en 1842. La trayectoria de este personaje esclarecido incluye meritoria actuaciones en el Táchira, Mérida y Caracas, para describir su vida harían falta no uno sino varios discursos. En Caracas fue diputado y senador por el Táchira, presidió la Asamblea Constituyente de 1901 y el Congreso entre 1902 y 1904, En el Táchira fue Secretario General de Gobierno y en Mérida Gobernador encargado, cargo que ejercía al morir en 1904. Es el padre de Santiago Briceño Ayestarán  hombre de dilatada carrera militar y política nacido en Tàriba en 1868 y fallecido en Caracas en 1947. Santiago Briceño es el abuelo del Mayor Santiago Ochoa Briceño quien también ha escrito su nombre en la Historia de Venezuela, y que gobernó al Táchira a la caída de Pérez Jiménez, y es el bisabuelo de Fernando Ochoa Antich, ministro al inicio de los noventas, y de Santiago Ochoa Antich quien fuese reconocido diplomático y hombre público. El Dr. Santiago Briceño tuvo tal trayectoria como abogado que el Instituto de Estudios del Colegio de Abogados del Táchira lleva su nombre, y es  quien funda, también en la calle 5 entre carreras 4 y 5, el Colegio “Táchira” cuyo proyecto se ve truncado por el terremoto de Cúcuta en 1875 que destruye aquella ciudad, acaba con Capacho Viejo y aquí en Táriba derrumbó la iglesia de casi 200 años, desplomó el Teatro Capri en los días en que iba a ser inaugurado en la carrera 6 con calle 3 e hizo desaparecer la sede de la que podríamos considerar la institución educativa mejor diseñada en el Táchira del siglo XIX. Gran parte del pensamiento de este gran jurista y político está recopilado en la obra “Cartas sobre el Táchira”, más de 250 páginas en letra muy pequeña, publicada por su hijo Santiago Briceño Ayestarán, la mayoría de ellas escritas en Táriba. El Dr. Santiago Briceño vivía en esta cuadra, y todo indica que la sede del Club era su casa.
La historia de Táriba tiene entonces mucho que agradecer al Club Sucre por su papel en la adquisición y conservación de estas informaciones sobre su pasado. Esta pujante ciudad que gracias a la constante actividad por decenios de su Cronista el Profesor Tirso Sánchez Noguera y otros historiadores nos ofrece múltiples motivos de orgullo, tiene aún mucho por dar a si misma, al Táchira y a Venezuela.
Ha sido este un pequeño paseo histórico el de esta noche, que podríamos decir recorrimos llevados de la mano por el Club Sucre, y es que sigue vigente lo dicho por el Dr. Alberto López Cárdenas en el cincuentenario de la Institución, cito: “La historia de este Club llega a ser nuestra propia historia”. Fin de la cita.
Una gran felicitación al Club y a sus integrantes en sus 86 años. Un recuerdo enaltecedor para los miembros que han partido y una palabra optimista en tiempos de crisis, pues ya vemos a menos de 3 lustros el centenario de la Institución.

Gracias.