PALABRAS DEL LICENCIADO JOSE ERNESTO BECERRA GOLINDANO EN LA PLAZA SUCRE DE TARIBA, EL 14 DE JUNIO DE 2007, EN OCASIÓN DEL 77° ANIVERSARIO DEL CLUB SUCRE
Agradezco en el mayor grado, el honor que me hace la Junta Directiva del Club Sucre al señalarme para llevar la palabra en esta conmemoración. Al mismo tiempo expreso una calurosa y efusiva felicitación a todos sus miembros en el septuagésimo séptimo aniversario.
Hace 77 años, miércoles 11 de junio, se realizó la Asamblea que decide la creación del Club Sucre. El evento fundador se realizó muy cerca de aquí, en una gran casa donde tenía su residencia el Primer Presidente, Don José Trujillo, y donde funcionaba el Cine Táriba, local de las deliberaciones. Ese inmueble se extendía desde lo que hoy es el Banco hasta la antigua Bomba de Gasolina que se ubicaba en la mitad de la cuadra, y que hoy es un estacionamiento público.
A Táriba llegaban en 1930 lejanos ecos de las noticias en otras partes del mundo. En Alemania, en el Período llamado la República de Weimar, Presidida por el Mariscal von Hindemburg, un tal Adolfo Hitler iba acrecentando su poder y su influencia. En Italia, al lado del rey Víctor Manuel III, surgía el poder de Benito Mussolini. En España gobernaba Dámaso Berenguer, en plena crisis tras la salida del dictador Primo de Rivera y con el ascenso del movimiento republicano.
Mas cerca, en Estados Unidos, era Presidente Herbert Hoover, a quien le tocó atravesar el amargo período de la caída de la bolsa de Nueva York en 1929. En Colombia estaba en su último año el Conservador Miguel Abadía Méndez quien en Agosto entregaría al Liberal Enrique Olaya Herrera. Y en la lejana Caracas, acercada recientemente por la carretera trasandina, pero todavía a varios días de exigente viaje, seguía en el Poder desde hacía 22 años el General Juan Vicente Gómez. En la Presidencia figuraba un caraqueño, el Dr. Juan Bautista Pérez, quien la ejerció entre 1929 y 1931, pero la decisión seguía en Maracay, en las férreas manos del tachirense.
Para los habitantes de Táriba las cuestiones importantes eran otras. Por ejemplo, la actividad de un caballero europeo, de mediana edad, que había llegado a vivir en la calle 6 entre 4 y 5, frente a la residencia del Dr. Atilio Paolini, que hoy es estacionamiento de vehículos. Este caballero mas tarde se mudaría a una casa de altillo, que había al lado de la hoy Basílica, en la esquina de la carrera 5 con calle 2. Era el Ingeniero francés Luis Ramozzi, traído desde Europa para instalar el Puente Libertador que colocaría a Táriba a 5 kilómetros por una cómoda vía, en vez de los casi 13 que se recorrían saliendo por Las Vegas, enlazando con la trasandina y llegando por Los Kioskos a la capital. El Puente fue inaugurado 6 meses y 6 días después de la fundación del Club Sucre, otro miércoles, el 17 de Diciembre de 1930.
Al cumplir hoy aquí, el Club, sus directivos, sus miembros presentes y los que hemos sido invitados, respondemos a una convocatoria de honor. Como lo dijera hace 33 años nuestro querido y respetado Dr. Alberto Ramón López Cárdenas, al pronunciar el Discurso en los 44 años del Club Sucre, cito “Por ello, es propicia la ocasión para pensar en los fundadores, para releer el Acta inicial, para valorar el comienzo de profunda esperanza en las reivindicaciones que después señalarían el camino de las mejores conquistas morales y espirituales.”
Y para que parte de esta excelsa expresión pueda cumplirse, me permito anunciarles que ya se puede consultar en Internet el Acta Constitutiva del Club, accesible desde cualquier lugar del mundo y en la que se irán incorporando informaciones y noticias de la Institución, incluyendo las modestas palabras del orador de esta mañana. Se corresponde pues, con la ocasión, hacer una mínima remembranza de quienes iniciaron la vida de esta Institución.
La Asamblea que crea el Club Sucre fue dirigida por un abogado, quien gozó de reconocida fama como orador, el Dr. Pedro Antonio Cárdenas Arellano quien residió en una casa ubicada en la esquina de la carrera 5 con calle 5, incluyendo la que hoy ocupa la familia Largo. Y el Primer Presidente del Club Sucre fue Don José Trujillo Colmenares, cuya casa ya hemos ubicado y quien era hijo de Don José Ascención Trujillo, Cónsul de Colombia en el Estado Táchira y hombre preocupado por el bienestar de la comunidad. Dice el Dr. Alberto López Cárdenas en el discurso mencionado, cito: ”Hoy tenemos que evocar la memoria de Don José Trujillo Colmenares. Un hombre extraordinario, un valor que supo dar a la comunidad las iniciativas de la luz eléctrica, del Salón de Cine, de la Educación y de este Centro Social. Fue un varón que se adelantó a la época para propiciar conferencias, para expresar con su voz convincente el mensaje que este pueblo ha lanzado siempre en pro de los anhelos constructivos y que tenía como ejemplo la voz de su padre, Don José Ascención Trujillo, quién a través del Gabinete de Lectura y Recreación dio a la representación consular de Colombia en esta ciudad, un sentido amplio de hermandad con Venezuela.”. Por cierto que, cosas de la vida de nuestros pueblos, el Padre de Humberto Ruiz Colmenares, actual Presidente del Club Torbes, el recordado Elio Daniel Ruiz Niño, Don Danielito, antes de trabajar en la Botica del Torbes, antes de trabajar en la imprenta de la Casa Cural, fue el operador del Cine de Don José Trujillo en 1918. Dato que nos aporta el Licenciado Tirso Sánchez Noguera en su obra sobre el Centenario de la Botica del Torbes.
Al primer Presidente lo acompañaron en estos primeros pasos en la Primera Vicepresidencia Mario José Cárdenas Pisani, quien vivió en la casa que existía en la esquina de la Carrera 5 con Calle 6, antigua ubicación de la Botica Fénix y actualmente por una Agencia Bancaria, la Oficina de la Empresa Eléctrica y la residencia de Don Domingo Dorta, era su casa paterna, propiedad del Doctor Sixto Cárdenas Ramírez. En la Segunda Vicepresidencia, René Brillembourg, quien estaba residenciado en la esquina de la calle 6 con carrera 3, donde funciona hoy un Restorán que estableció la Sra. Alexandre, y cuya tumba (y la de su madre, Doña Esther), son las primeras que se ven al entrar al Cementerio por la capilla. En la Secretaría de Correspondencia Francisco López, quien estaba encargado de la imprenta que funcionó en la carrera 5 entre calles 3 y 4, traída por Monseñor Briceño y que fue Director de el periódico “El Correo de los Andes”. En la Secretaría de Actas estuvo Wenceslao Vásquez, respetado escribano y en alguna ocasión Secretario de Tribunales. El Tesorero fue Francisco Chuecos, sobrino de la honorable matrona Isabel Chuecos de Colmenares, que tanto bien hizo a Táriba, en unión de su marido Don Trino Colmenares, vivió en la Carrera 4, esquina con calle 6, muy cerca de donde nos encontramos en la esquina donde también está la Botica del Torbes, y es recordado por haber establecido el famoso Hotel Bella Vista en San Cristóbal, en la esquina de la Calle 9 con Carrera 9, considerado por algunos el mejor de su tiempo en el Táchira. Como Sub Tesorero fue designado Honorato Pinzón, padre de Sergio Pinzón. También podemos recordar, entre los fundadores a José Carmelo Ramírez, hijo del Doctor Ramiro Ricardo Ramírez Romero, reconocido como muy intelectual aun cuando no culminó estudios universitarios. Otros de los socios fundadores fueron Honorato Pinzón, Padre de Sergio Pinzón, Juan Ramón Guerrero, abuelo de nuestro actual Cónsul de Venezuela en Cúcuta, Edith Guerrero Lugo, Antonio Parada, hermano de Monseñor Ángel Ramón Parada, y Jesús Rivera, tío de Marino Rivera Daza. Lamentablemente no alcanzamos a recabar los datos de todos los fundadores.
En el Acta Constitutiva dice que en un principio se propuso la fundación de “una Sociedad bajo la denominación general de Deportes”, y luego señala que se consideró la propuesta del Doctor Cárdenas Arellano, mejorada por Eleazar Barroso, acordándose el nombre de Club Sucre, y el escritor Italo Ayesterán en su “Táriba en la Historia del Táchira” sugiere que influyó la conmemoración del centenario de la Muerte del Gran Mariscal. También seña que, cito: “Recordamos cuando establecido frente a la Plaza
Sucre instalaron unos micrófonos y se dictaban palabras orientadoras, y se celebraban actos culturales con la participación de gentiles damas y valiosos elementos amantes de la cultura y de las letras. En el Cine Táriba se patrocinó un Cicllao de Conferencias. Antonio Pacheco, José Carmelo Ramírez, José Trujillo Colmenares y otros intervinieron con espíritu fogoso y palabra vibrante.”
La relación de Táriba con Sucre es de vieja data. Como
es conocido, se origina en la visita que el héroe hiciera a nuestra Perla del Torbes el año de su muerte. Según refiere Alfonso Rumazo González en “Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho”, cito: “El Mariscal y el Obispo atraviesan la línea fronteriza del río Táchira y llegan a la población venezolana de Táriba (13 de Marzo)”. Dicen las tradiciones que han vencido el olvido en el tiempo, que se alojó en una casa frente a esta Plaza, muy probablemente orientada hacia el Norte, así que debería ser alguna de la carrera 4. Muy cerca de donde se encuentra la actual estatua pedestre conseguida por la Junta del Bicentenario del Nacimiento de Sucre, existió primero una pequeña columna como monumento conmemorativo que lamentablemente fue destruido, luego se podía observar un busto que fue sustituido por la estatua mencionada. Es de recordar que ese busto se encuentra en los salones del Club, por iniciativa y empeño del Socio Dr. Alberto López Cárdenas, Presidente de la Junta mencionada.
Hace una semana se cumplieron 177 años de la muerte de Sucre, y esa cercanía con el aniversario del Club en el corto lapso de una semana como ha sido desde la fundación en 1930, nos permite decir que es imperativo que los grandes dones del Vencedor de Ayacucho, los magnos ideales y los dignos procederes del ilustre cumanés, orienten y acompañen como se lo propusieron los fundadores no solo la vida de la Institución, que así ha sido, sino la de la ciudad toda y mas allá en la geografía y en el tiempo.
Finalizo citando una vez mas al Dr. Alberto López Cárdenas, en fino pergamino que entregara al Club hace veintisiete años en ocasión del Cincuentenario, cito: ”La historia de este Club llega a ser nuestra propia historia, y sus salones alargan bella tradición, son el depósito de nuestras energías, donde hemos encontrado el vigor de concebir, la audacia para realizar, la alegría, la fuerza, la juventud, la belleza y la esperanza.”.
Gracias.
